martes, 28 de septiembre de 2010

Castells: “todos los poderes se juegan en el espacio de la comunicación”

El sociólogo español Manuel Castells brindó una conferencia magistral en el Auditorio de la Fundación OSDE el 28 de junio, y ante un salón colmado resumió las principales ideas de su último libro, “Comunicación y poder”.

Artículo publicado en Prisma Sindical, publicación periódica del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) Seccional Capital, Año 3, N° 19, Septiembre de 2010, pág. 10.


“Las relaciones de poder son las relaciones fundamentales de toda sociedad, puesto que los que tienen poder son los que construyen las normas, son el código fuente”, disparó Manuel Castells al dar inicio a su conferencia, luego de las palabras de introducción de Alejandro Grimson, profesor del Centro de Altos Estudios de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín, en la disertación que tuvo lugar el pasado lunes 28 de junio. Castells es autor de la famosa trilogía “La era de la información”, obra que se convirtió en un referente ineludible para quienes están interesados en estudiar lo que sucede en las sociedades actuales tras la revolución tecnológica de fines de siglo pasado, revolución que, al decir de Castells, es de una intensidad comparable a las revoluciones industriales de la era Moderna.

El libro “Comunicación y poder” esboza un amplio panorama -respaldado por una serie de investigaciones empíricas llevadas adelante por Castells en distintos lugares del mundo- donde se analizan los cambios que está sufriendo en la actualidad el espacio donde se construye el poder. “Donde hay poder hay contrapoder –sostuvo Castells, proyectos alternativos que generan cambios en las instituciones”, y luego explicó lo que para él significa poder: “el poder no es una cosa, es una relación; entiendo por poder la capacidad que capacita a un sujeto para actuar asimétricamente e influir sobre la sociedad”. A continuación, se refirió al lugar que ocupan las tecnologías de la información y la comunicación en esas relaciones de poder: “la comunicación y la información han sido fuentes de poder y contrapoder, influyen sobre la mente, la forma en que pensamos y sentimos, lo que nos hace actuar de determinada manera, y dan la posibilidad de construir significado en la mente del otro”, afirmó. Y sosteniéndose en el concepto de hegemonía de Gramsci, sostuvo que “influenciar la mente no es sólo la manipulación directa, sino que se consigue la resignación al estado de cosas”, y disparó: “torturar los cuerpos es mucho menos eficaz que manipular las mentes”.


Los medios, el poder y la política

En otro tramos de su disertación, Castells se refirió específicamente al cambio que se está produciendo en el modo de administración del poder por efecto del cambio de paradigma en los medios de comunicación: “si el poder está en nuestras mentes, el poder está en el espacio de comunicación, y la transformación de la comunicación cambia la forma de administración del poder”, afirmó, para luego sostener que “todos los poderes se juegan en el espacio de la comunicación”. Basándose en estudios empíricos realizados en Estados Unidos, Castells afirmó que “la comunicación ocurre en el cerebro, y los dispositivos son el lugar donde se libra la batalla de poder”. En relación a esto último, uno de los tramos más interesantes de la exposición estuvo relacionado con la política mediática: “lo que no existe en los medios no existe en política”, sostuvo, y describió el proceso por el cual el ejercicio de la política se ha ido simplificando en un rostro humano, de una personalidad, lo cual deriva hacia una personalización de la política, ya que “lo único que puede conectar a los ciudadanos con los líderes es la confianza”, aseguró. Esto tiene como efecto principal, según Castells, que cambia el modo de la lucha política, ya que se convierte en la destrucción de esa persona, y –por ende- de la confianza, a través de lo que se denomina “política del escándalo”, y que en Estados Unidos ha adquirido particular relevancia en los últimos años con una verdadera “industria del escándalo”, que allí recibe el nombre de “investigación opositiva”, explicó Castells. Pero esta política del escándalo, al generalizarse, produce un efecto de fatiga y de pérdida de confianza en las instituciones, lo que genera una crisis de legitimidad. En ese sentido, Castells citó un dato lapidario: “más de dos tercios de los ciudadanos del mundo no se consideran gobernados por sus gobernantes”, a la vez que sostuvo que “la evolución de los medios empuja a la falta de confianza en la política”.


La “autocomunicación” de masas

Existe otro tipo de relación de poder que está surgiendo a partir de esta crisis de legitimidad: “los ciudadanos ven formas autónomas de comunicarse, la autocomunicación de masas”, sostuvo Castells, para luego explicar que “es auto pero de masas, porque llega a todo el mundo y porque cada uno construye su mensaje”, afirmó. Luego trazó un somero panorama de la evolución de los medios de comunicación digitales a escala mundial, y, entre otros datos, sostuvo que “hoy la inmensa mayoría tiene telefonía móvil, y la demanda mayor es la comunicación, sobre todo en los sectores pobres de la población”, a la vez que predijo que “en 2015 habrá más conectados a Internet por telefonía móvil que por conexión fija”. Luego dedicó una parte de los datos al crecimiento impresionante de las redes sociales: “en julio de 2009 el número de usuarios de redes sociales superó a los del correo electrónico”, dijo, y mientras Facebook tiene 400 millones de usuarios, Youtube cuenta con 300 millones y Twitter, 105. “Es por eso que cada vez más los medios masivos articulan con los medios de autocomunicación de masas”, afirmó, al tiempo que citó el caso de la BBC y su relación con el periodismo ciudadano. Esto tiene como principal efecto que “se ha conseguido la desintermediación comunicativa, todos pueden autocomunicarse, no necesitan de esos mediadores”, puntualizó.

Luego, Castells se refirió a los cambios que, a escala global, está produciendo este proceso de autocomunicación de masas, y sintetizó esos cambios en dos:

  • La formación de movimientos sociales: “son aquellos que actúan sobre los valores de la sociedad y buscan introducir nuevos valores, por ejemplo el ecologismo o los movimientos por los derechos humanos”, explicó. Estas agrupaciones pueden actuar directamente sobre la mente de las personas a través de los medios de la autocomunicación.

  • La insurgencia política: “son –para Castells- aquellas movilizaciones e iniciativas que surgen en los márgenes de la política y buscan actuar sobre la política”, y citó el caso de las “comunidades instantáneas de práctica política” tales como el movimiento que tuvo lugar cuando se produjo el atentado de Atocha, en Madrid, que hizo que, principalmente, los jóvenes, comunicados a través de mensajes de texto con sus teléfonos celulares, desacreditaran la versión oficial de la autoría del atentado y provocaran la caída del gobierno de Aznar en las elecciones españolas. Otro de los casos que citó Castells fue el de Irán, donde los jóvenes se movilizaron a través de Twitter, hecho que adquiere mayor relevancia si tenemos en cuenta que el 70% de la población iraní tiene menos de 30 años.

El futuro de Internet y la educación

En el tramo final de la disertación, Castells sostuvo ante el auditorio que “Internet es un espacio de libertad, pero no de libertad total”, y luego explicó esa afirmación: “las empresas proveedoras están por el desarrollo de Internet y venden libertad, porque si no  lo hacen, las barreras de entrada son tan bajas que un grupo de jóvenes se puede llevar todos los usuarios”, y en ese caso citó los casos Google o Facebook. Pero otra cosa son los operadores de telecomunicaciones: “ellos pueden vulnerar la neutralidad de la red, porque el control de acceso es donde se libra la batalla”; y en ese sentido enfatizó: “los gobiernos odian Internet, porque siempre quisieron controlar la información”, y luego, “los gobiernos tienen perdida la batalla en Internet, porque materialmente hablando, los sistemas de control son listas analizadas de palabras detectadas; el mensajero muere, pero el mensaje sigue”, definió. Pero esto no indica el fin de los estados: “los estados nación no desaparecen, sino que surgen estados red”, sostuvo, para finalizar la charla sintetizando sus ideas en esta frase: “la comunicación es el espacio de poder, pero somos nosotros los que determinamos los contenidos de ese poder”. 

Finalizada la disertación, tuvieron lugar las preguntas, la primera de ellas, referida a los desafíos que estos cambios plantean para la educación. Al respecto, Castells fue categórico: “la educación es la institución menos transformada por esta revolución de la información, si la comparamos con las empresas o con los medios, y esto se traduce en un desfasaje entre los jóvenes y los adultos”, afirmó; y para graficar se refirió a una encuesta realizada en España, que daba cuenta que los profesores usan Internet en su casa pero no en la escuela, porque la estructura curricular no la incorpora. Luego dedicó unas palabras a la tarea de enseñar: “vivimos en un hipertexto, en un conjunto de imágenes de realidad virtual en Internet, hay una cantidad descomunal de información; pero para producir conocimiento hay que recombinarla, se necesitan capacidades cognitivas, aprender a aprender”. Asimismo, Castells puntualizó que “esto se relaciona con el trabajo colaborativo, porque depende de la recombinación en red; la inteligencia colectiva es una inteligencia en red”; y en ese sentido apuntó que “hay una contradicción entre los sistemas de recompensa y distribución, que son individuales, y la forma de trabajo colaborativo”.

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