lunes, 23 de diciembre de 2013

Las pruebas PISA y la lectura en las pantallas

El 3 de diciembre pasado se dieron a conocer los resultados del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) que realiza cada tres años la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), los cuales ubicaron a Argentina en el puesto N° 59 de 65, y en el N° 6 entre los ocho países latinoamericanos analizados. Más allá de las lecturas que se puedan hacer sobre estos resultados, me interesa detenerme en uno de los aspectos centrales de la evaluación: la comprensión lectora...




En este ítem, los chicos argentinos de 15 años obtuvieron 396 puntos, muy por debajo de los 496 que arroja el promedio de PISA, y ese resultado se ha mantenido estable comparado con la última medición del 2009 (398 puntos).  En el informe de aquél año, PISA definía la alfabetización lectora como “la capacidad de entender, utilizar, reflexionar y comprometerse con textos escritos con el objeto de alcanzar metas personales, desarrollar el potencial y el conocimiento propios y participar en la sociedad”, y aclaraba que esa definición se aplicaba tanto a textos en papel como a lecturas digitales. En ese entonces, la evaluación de PISA incluyó una apartado sobre lectura digital que evalúa el modo en que los jóvenes leen comprensivamente sitios web. En la medición 2012, la lectura digital fue evaluada en 32 de los 65 países, entre los cuales no está Argentina, al igual que en 2009.  

Los criterios de evaluación plasmados en los ejercicios propuestos para evaluar la lectura digital (disponibles en la edición 2009 de PISA) están relacionados con: acceder, localizar  y obtener información de sitios web; interpretar globalmente una página web; identificar la idea principal del sitio; evaluar páginas web en términos de credibilidad y fiabilidad de la información; reflexionar sobre el contenido o la forma de un texto; reconocer la intencionalidad de un sitio web, sintetizar información de varias páginas web y comparar la información que ofrecen; elaborar y enviar un mensaje de correo electrónico integrando la información a la que se ha accedido. Como podemos ver, todas estas competencias están circunscritas a la visita de sitios web y al e-mail, cuando, es sabido, el consumo principal de los jóvenes de 15 años en la web son las redes sociales. Los criterios de evaluación de las pruebas PISA adolecen de “escolaridad” al circunscribir la lectura digital a la visita de sitios. Los chicos entran a los sitios cuando se les pide desde la escuela para alguna tarea, y tratan de cumplirla lo más rápido posible, porque para ellos la web es, ante todo, lugar de entretenimiento y comunicación sincrónica. ¿Acaso la participación en las redes sociales y la construcción de la identidad digital no son parte fundamental de la participación en sociedad de los jóvenes? La alfabetización digital es mucho más que la lectura crítica de información en la web: debe dar cuenta de cómo los jóvenes se entretienen e interactúan a través de pantallas donde no sólo leen sino que comparten, construyen y ponen en circulación contenidos multimedia generados por ellos mismos. La cultura de la remezcla, un rasgo identitario de estos jóvenes, ha quedado fuera de las pruebas PISA.

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